Hace algunos meses tuve la oportunidad de ayudar a alguien…y la aproveché.
Resulta que volví a tomar contacto con una vieja amiga, Maggy, en un momento clave de su vida. Nosotras no nos vemos con frecuencia; en 13 años hemos estado juntas 5 veces. Pero justo cuando comenzamos a contactarnos de nuevo, ella descubrió que estaba embarazada. Enterarse en aquel momento fue un caos, no solo porque estaba en una situación muy difícil con su pareja (papá de su bebé), sino también por su realidad económica.
Cabe destacar que Maggy abortó un bebé a los 15 años, yo también estuve con ella en ese momento, pero tenía su misma edad, así que no pude ayudarla, pues era muy chica y no conocía a Dios. Actualmente lo conozco y he experimentado Su amor y poder; lo que ha sido clave para ayudarla en este tiempo.
Todo pasó muy rápido. La llamaba todos los días, trataba de hacerle notar que lo que en ese momento era lo peor del mundo, se convertiría en NADA cuando tuviera a su bebé en brazos. Todas esas llamadas la hacían dudar, y por ratos, podía sentirse feliz y decidida a tenerlo. Pero, en algún momento de desesperación (conociendo dónde, cómo, cuándo y cuánto), compró esas famosas pastillas para abortar a su bebé. Vi la caja, pero sinceramente no recuerdo el nombre del medicamento. Imagino que era el que todos ya conocemos.
En una de nuestras llamadas Maggy me dijo: «Me duele, pero ya lo decidí, tengo las pastillas. Debo hacerlo hoy». Me cayó bastante feo, obviamente me sentí triste y hasta enojada. Entonces me fui a orar…simplemente oré.
Al día siguiente la llamé y me dijo que no lo haría, que no podía; no tenía más explicación. Me confesó que sentía un gran alivio, porque en realidad, nunca había querido hacerlo.
Le di mi apoyo y le dije que todo estaría bien. Una semana después fue a hacerse su primera ecografía. Se enamoró en ese preciso momento cuando escuchó los latidos de su hijo. Estaba muy contenta por su decisión final. A lo largo del embarazo surgieron miedos y preocupaciones, sobre todo económicas. Pero fue impactante ver cómo se resolvieron todas las cosas y hoy no le falta absolutamente nada. No todo termina aquí, seguiré ayudándola y seguro después de esto, ya no seremos tan lejanas. Su bebé nació hace unos días, totalmente sano, hermoso y fuerte. ¡Estoy segura de que su vida tiene un gran propósito!
Siempre habrá alguien que te pueda ayudar. Todo se acomoda. Hay que abrir el corazón.
Desde la Red de Acompañamiento a la Mujer con Embarazo Vulnerable asesoramos y acompañamos en oración a esta acompañante , poniéndonos a su disposición para todo lo que esta mamá y su bebé pudieran necesitar.
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